viernes, 17 de abril de 2009

LA SOMBRA (Primera Parte)

Al equipo y a mi particularmente nos ha encantado la actividad del otro día Alfonso, de verdad.
Siempre me pareció un tanto ridículo el que Elisa definiera a los carceleros como “el equipo”.
-Vaya, muchas gracias Elisa, ya estoy pensando en la siguiente.
Lo cual era verdad, iba a ser una sesión de sombras chinescas, nada espectacular, pero seguro que les gustaría. No eran muy exigentes.
-Muy bien, muy bien. Bueno, en otro orden de términos. Te tengo, bueno, te tenemos que pedir un favor. Ya se que no es lo normal, pero tenemos una relación que tampoco es la normal entre, ya sabes, entre psicóloga e interno.
-Vaya, estoy sorprendido. Puedes pedirme lo que sea.
Eso lo dije no muy convencido, y con una sonrisa exagerada en la boca. Estaba desconcertado.
-Verás, el lunes vamos a recibir a una persona de otro centro…un interno. No creo que hayas oído hablar de esto…me gustaría que fueras su, bueno, un…verás Alfonso, lo llaman “recluso sombra”.
-¿Qué? ¿qué es eso?
-Bueno, te explicaré todo lo que te puedo explicar, todo lo que sé. El interno que va a venir, Gorka, tiene un historial muy muy conflictivo. Él, él fue condenado por…violar a unas cuantas menores. Es agresivo y tiene tendencia a la depresión. Según todos los médicos consultados, está en un estado mental precario. Ellos temen que pueda intentar cometer un suicidio en la celda. Creen que es probable. La idea es ponerle en contacto con otra persona más sosegada. Con alguien que presente un perfil en el que tú encajas a las mil maravillas. Alguien que conozca bien el centro, que lleve muchos años aquí, que comprenda la situación y que colabore con el equipo del centro. De conducta intachable y de buen humor.
-Ya veo que me estás camelando.
-Alfonso, ya sé que a lo mejor no deseas hacerlo. Pero habrá recompensa si colaboras.
-Me sacaríais.
-En un año.
Un año. Se hizo el silencio. Ambos permanecimos mirándonos a los ojos.
-Qué tengo que hacer exactamente.
-Ser su sombra. Ayudarle, apoyarle, mejorar su estado de ánimo. Será hasta que recupere un poco la normalidad en su conducta.
Discurrieron cinco segundos en silencio.
-¿Pero es peligroso? Quiero decir, a lo mejor en lugar de suicidarse le da por quitarme a mi de en medio…o a hacer otra “cosa”…de todas maneras es un violador no…¿a cuánta gente a violado?
-No se sabe exactamente. Ni siquiera él lo sabe. Puede que más de diez.
Se hizo otro silencio. Intentaba pensar con calma.
-¿Y porqué no se lo llevan a un centro psiquiátrico?
-Bueno, eso son cosas del juez, no podemos hacer nada. Yo haré terapia con él a diario, más de dos horas al día. No tiene porqué ser tan difícil. Estoy segura de que con tu ayuda se pondrá en forma muy rápido.

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